Por: Zazil Carreras
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El matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en 11 países del mundo entre los que se encuentran los Países Bajos, Bélgica, España, Sudáfrica, Portugal y Argentina. De la misma manera, es legal en 9 estados de Estados Unidos y el Distrito de Columbia. En México, es legal en Coahuila, Quintana Roo, Oaxaca y el Distrito Federal.
A pesar de que la ola de reconocimiento a los derechos del grupo LGBTTTI a nivel mundial crece cada día más, hay países en los que este grupo sigue siendo ampliamente discriminado.
La Duma -o Cámara de Diputados rusa- prohibió, el día de ayer, la exhibición de propaganda con contenido relativo a la homosexualidad frente a los menores de edad.
La ley fue aprobada en primera lectura con 388 votos a favor. Sólo un diputado votó en contra y otro se abstuvo. De esta forma, se sancionará con multas de hasta 168 dólares a las personas físicas, hasta 1.683 dólares a los funcionarios y hasta 16.836 dólares a las personas jurídicas que infrinjan la ley.
La sanción será aplicada por la policía, quien la formalizará y estará encargada de dar inicio al proceso en contra del infractor. De manera obligatoria, este último tendrá que comparecer ante los tribunales, sin excepción alguna.
Sin embargo, una grave falla de esta ley es que los diputados nos especificaron lo que se entiende por propaganda de la homosexualidad, error que puede dar pie a la aplicación arbitraria de las sanciones antes mencionadas.
En este sentido, Elena Mizúlina, diputada socialdemócrata y jefa del comité para Asuntos de la Familia, la Mujer y los Niños, adelantó que los diputados precisarán con exactitud ese concepto en una segunda lectura, que también especificará la prohibición de exhibirla en lugares a donde puedan acceder los menores de edad y los medios de comunicación, como las denominadas marchas de orgullo gay.
Pero la discusión sobre los derechos para el grupo LGBTTTI en ese país no solo ocurre en La Duma.
El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, se manifestó el pasado año en contra de la regulación de las relaciones homosexuales, a la vez que el jefe del Consejo Presidencial de Rusia para los Derechos Humanos, Mijaíl Fedótov, aseveró que “la homosexualidad no es un crimen”.
El mismo tipo de división existe entre la población rusa en general. Según una encuesta del prestigioso Centro de Investigaciones Levada, hecha pública a finales del año pasado, dos terceras partes de la población siente rechazo hacia los homosexuales.
Las organizaciones homosexuales criticaron duramente la ley puesto que supone una violación a la libertad de expresión y manifestación, así como un pretexto para seguir prohibiendo las marchas de orgullo gay, lo cual ha sido condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Rusia tiene un rezago notable en materia de derechos para las minorías sexuales. El artículo 121 del código penal de la URSS, que sancionaba con penas de cárcel las prácticas homosexuales, no fue abolido en la Rusia postsoviética sino hasta 1993, año en que también se dejó de considerar la homosexualidad como una enfermedad mental.